Dependiendo de a quién preguntes, te dirán que es la península geográfica de los Balcanes (con la inclusián algo discutida de Grecia), o que son los Estados balcánicos más contemporáneos, en línea con los límites geopolíticos establecidos principalmente a finales del siglo XX. Hay definiciones superpuestas y conflictivas sobre dánde comienzan o terminan exactamente los Balcanes, o cámo se relacionan con otras regiones del continente.
Pero cuando se trata del idioma, parece haber una gran similitud entre los que se hablan en la regián. Un ejemplo rápido de cámo decir "Declaracián universal de los derechos humanos" en los cuatro idiomas principales puede darnos una idea de cuánto tienen en común:
Croata: Opća deklaracija o pravima Äovjeka
Bosnio: Opća deklaracija o pravima Äovjeka
Serbio: Opšta deklaracija o pravima Äov(j)eka
Montenegrino: Univerzalna deklaracija o ljudskim pravima
Con la excepcián del montenegrino en este caso, que destaca un poco en esta frase en particular, son tan similares que de hecho, en 2017, un grupo de lingüistas en Sarajevo firmaron lo que llamaron una "Declaracián de Lengua Común", insistiendo que los cuatro idiomas son en realidad solo uno.
Pero las cosas no siempre son tan simples, y aquí es donde la política y el nacionalismo aparecen de la nada e insisten en meter cucharada. Y si hay un caldo de cultivo perfecto para estas ideologías, es la guerra.
Los Balcanes sufrieron una gran cantidad de conflictos durante el siglo pasado, especialmente la guerra de Bosnia de principios de los 90. Y después de luchas de esta magnitud, es difícil simplemente hacer las paces y olvidar el pasado de la noche a la mañana. Estos conflictos incentivaron el esfuerzo por convertirse en una nacián distinta en una regián que histáricamente compartía partes significativas de sus antecedentes culturales y fronteras relativamente indefinidas. Uno de los primeros pasos fue aumentar el orgullo nacional al tener un idioma propio.
Incluso aunque estos idiomas surgieran de uno común con pequeñas variaciones, fueron nombrados claramente y se convirtieron en una herramienta con fines políticos más que un legado cultural legítimo. Después de la guerra, las fronteras políticas ya borrosas cambiaron aún más, y cada nueva nacián reclamá su porcián del pastel lingüístico.
Entonces, ¿es un idioma o son cuatro? Bueno, el problema es principalmente la autodeterminacián y el derecho de las personas a llamar al idioma lo que quieren, en lugar de un intento de crear artificialmente un nuevo idioma cuando no lo hay. Si bien no hay nada de malo en principio, el trasfondo nacionalista que condujo a estas definiciones bastante artificiales está en gran medida en desacuerdo con un punto de vista estrictamente lingüístico.
Un ejemplo similar es el de las lenguas habladas en la Comunidad Autánoma de Valencia y la Comunidad Autánoma de las Islas Baleares. Estos dos idiomas, conocidos como Valencià y Mallorquí, son profundamente similares a la lengua catalana, pero debido a la compleja composicián política de la España moderna, son (algo de mala gana académica) reconocidos como tres idiomas distintos.
Parece que, después de todo, el enigma de la lengua balcánica y probablemente muchas otras situaciones similares, casi siempre tiene una explicacián arraigada en una buena cantidad de política nacionalista. Por lo general, pensamos en los idiomas como gigantescos movimientos culturales e histáricos que evolucionan lentamente para adaptarse a las necesidades de sus hablantes, pero situaciones como estas muestran cámo algunas decisiones políticas pueden cambiar su futuro e incluso intentar cambiar su pasado.
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