La BBC se hace eco de un estudio en el que se concluye que el idioma en el que nos expresamos puede influir nuestra manera de percibir lo que nos rodea. Si en un artículo anterior hablábamos de cámo nuestro idioma condicionaba nuestra manera de ver el mundo, este estudio desvela que también nuestros sentidos se ven afectados por nuestro lenguaje.
Este estudio, que ha contado con la participacián de 26 investigadores de 20 idiomas distintos de Europa, América, Asia, África y Australia y en el que se han estudiado poblaciones tanto de grandes urbes como de los más remotos poblados indígenas, analizá las respuestas sensoriales a distintos estímulos.
Los resultados indican que nuestro idioma y entorno influyen en nuestra percepcián de las cosas que nos rodean y en nuestra capacidad de explicarlas. Como occidentales, seguramente tendremos más facilidad para explicar aquello que vemos, pero tendremos más problemas para describir el olor de las cosas.
Hay tribus cazadoras que tienen tantas palabras para describir olores como nosotros las tenemos para describir colores.
Pero esto no es así en todas las culturas y hay tribus cazadoras del sudeste asiático que tienen tantas palabras para describir olores como nosotros las tenemos para describir colores.
En otro experimento, se reunieron a hablantes de distintas lenguas como el umplia (de los 100 que se calcula que viven en Australia) y los enfrentaron a un grupo de hablantes de inglés (unos 1000 millones en todo el mundo). En este experimento se pudo observar que los hablantes de inglés eran los mejores cuando se trataba de hablar de formas y colores. Todos estaban de acuerdo en que algo era un triángulo o de color verde.
Sin embargo, los hablantes de lao y farsi superaron de largo a los ingleses cuando se trataba de hablar de sabores. Al ofrecerles un agua de gusto amargo, todos los hablantes de farsi dijeron que era talkh, amargo en farsi.
En cambio los ingleses no se pusieron de acuerdo y dijeron desde amarga a salada, agria, no está mal, insípida, mentolada, como cera, sabor a medicina, etcétera.
Curiosamente, los hablantes que mejores puntuaciones obtuvieron en las pruebas de gusto pertenecen a culturas como la farsi, lao o cantonesa donde su gastronomía es famosa por utilizar todos esos sabores.
Pero el entorno también juega un papel importante y los músicos, por ejemplo, destacan por encima de los demás al describir sonidos, de la misma manera que los que viven en casas redondas tienen dificultades para hablar de las distintas formas de los ángulos.
Así que la práxima vez que estés en un restaurante exático y seas incapaz de describir ese sabor que te invade la boca, no le eches la culpa a tus papilas gustativas, échale la culpa a tu idioma.
Fuente: http://www.bbc.com/future/story/20190226-how-your-language-reflects-the-senses-you-use
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