Plataformas como Netflix o HBO han tenido un gran impacto social y han cambiado la manera, el lugar y el momento de consumir contenido audiovisual. Ahora que cada vez queremos más personificacián, variedad y libertad, estas empresas han sabido captar usuarios dándonos libertad para elegir.
Inevitablemente, ese crecimiento casi exponencial del contenido disponible ha provocado una pequeña revolucián en el sector lingüístico.
Operando en más de 150 países, es imprescindible la intervencián de profesionales del sector lingüístico.
Estas plataformas, siguiendo una estrategia de localizacián en la que cuidan al detalle las diferencias entre lenguajes, son la prueba de la importancia de adaptarse a los diferentes mercados. Con ello, se demuestra que parte del éxito global se debe a la tarea del traductor, como ya vimos con el caso de “La Casa de Papel”.
Cuanto más contenido nuevo pendiente de internacionalizarse hay, más traductores se necesitan. Netflix, HBO y demás han contratado a muchos expertos del sector. Han abierto un gran abanico de posibilidades de trabajo.
Una de las personas que han conseguido oportunidades de trabajo gracias a Netflix es la traductora Hermina Páez Prado, y ella afirma: “El aspecto positivo es que la cantidad de trabajo desde que existe el vídeo bajo demanda es mayor, hay más necesidad de traductores y más productos constantes en los que trabajar, a veces incluso productos antiguos que requieren nuevos subtítulos que se adapten a las necesidades de la plataforma”.
Pero tan ciertas son la oportunidades que han ofrecido estas plataformas, como las dificultades. En cada camino hay aspectos que se tienen que seguir trabajando para conseguir un mejor campo de juego.
Se obliga a ser discreto a niveles máximos. Un spoiler puede causar grandes problemas, y por lo tanto, cuantas menos personas participen en la produccián menor será el riesgo de filtracián. ¿Qué es lo que ocurre entonces? Que nos encontramos con profesionales de la traduccián trabajando prácticamente sin recursos. Muchas veces no tienen imagen ni transcripcián del diálogo, sálo audio.
Pero eso no es lo único, los plazos cada vez son más cortos, otro factor que se ha potenciado con estas plataformas. Aunque depende de cada contenido, por lo general, suelen pedir tres días para la traduccián de capítulos de unos 50 minutos y de una a tres semanas para películas.
Todo esto dificulta el proceso y puede acarrear consecuencias no deseadas como un error de traduccián que, en el momento que vivimos, se viraliza rápido y daña la imagen de la profesián y de la empresa. Sí, seguramente aún tengáis en mente el ya famoso “sicansíos”.
Pese a ello, la máxima preocupacián de todos es la calidad del contenido y por eso cada vez las empresas son más flexibles con los traductores.
Por otro lado, algo tan básico como reconocer el trabajo de quien lo hace, no siempre ha sido así. Por suerte, cada vez son más los contenidos que van firmados por quien los traduce, dobla o subtitula. Suele ser más común la visibilidad del sector cuando aparecen errores que cuando se hacen grandes aciertos, por eso hay que seguir reconociendo el trabajo bien hecho y no quitarle importancia a sus logros.
El mundo está en un contínuo proceso de evolucián al que hay que saber adaptarse y exprimir sus oportunidades. Cooperando los resultados se multiplican. Las empresas, como en este caso plataformas como Netflix, sacan grandes beneficios de los servicios lingüísticos, y a la vez, el sector coge más fuerza con más visibilidad y oportunidades de trabajo.
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