En Kobalt ayudamos a las empresas a tender puentes entre culturas y mercados que a veces distan mucho entre sí, con grandes diferencias a todos los niveles. Y si uno quiere empezar esa aventura de abrir nuevos mercados con buen pie, el tener algunos conocimientos previos sobre las diferencias culturales y las distintas sensibilidades, puede decantar la balanza hacia el éxito. Cuando llegue el momento de dejar los negocios y el trabajo a un lado, podrás sumergirte en un país maravillosamente extraño para un occidental. Y aquí también queremos ayudarte para que puedas disfrutar de un país tan maravilloso como desconocido.
Domina la reverencia
La conocida reverencia de los japoneses es su manera de demostrar respeto o de darle las gracias a alguien. No olvides practicarla tú también cuando la situacián lo requiera, desde una reverencia breve a los empleados del restaurante después de disfrutar de una buena comida, a una un poco más pronunciada si por casualidad nos encontramos con el Emperador de Japán. Sí, somos conscientes de que esto último es bastante improbable.
Aunque la mayoría de japoneses no esperan que los extranjeros sigan sus costumbres, hacer un pequeño esfuerzo es un gran plus que casi siempre hará que nuestro viaje sea más agradable. Como dice el refrán: cuando vayas a Tokio… ;)
En marcha
Aunque el plano del metro de Tokio puede hacer temblar hasta al viajero más curtido, sin duda es el mejor modo de desplazarse desde el punto A al punto B. No olvides hacerte con las tarjetas recargables Pasmo y Suica en cuanto llegues y podrás usar el transporte público a tu voluntad.
Si te van las emociones fuertes, no puedes perderte viajar en metro en hora punta (de 8:00 a 8:30 de la mañana y de 18:00 a 19:00 h.). Comprueba en tus propias carnes cámo se puede aprovechar hasta el último centímetro cuadrado disponible. Eso sí, en el máximo silencio, con respeto y bastante resignacián. No apto para quien sufra enoclofobia o fobia a los espacios abarrotados.
Pero recuerda que el servicio acaba a medianoche, por lo que si pierdes el último tren podrías quedarte tirado hasta las 5 de la mañana cuando se vuelve a iniciar el servicio. Aunque bien pensado, la noche de Tokio tiene un aire de otro planeta que es digno de ver, ¡por lo que perder el tren de medianoche puede ser una suerte! Aprovecha ese contratiempo para deambular por las calles o para pasar la noche en cualquiera de los restaurantes y cafés 24 horas, como Denny's o Jonathan's. También puedes buscar un Manga Café, donde podrás leer comics y beber café por unos ¥3.500. Además, tienes incluso ducha para llegar fresco a la oficina al día siguiente. Y un consejo: en las tiendas de ¥100 (la versián nipona del Todo a 100) podrás comprar una camisa nueva y limpia.
Decibelios de discrecián
La educacián y el silencio son cosas muy valoradas en la sociedad japonesa, por lo que todo aquello que hacemos todos los días como hablar por el mávil, elevar la voz al hablar en el metro o sonarnos la nariz en público es algo que deberemos desterrar mientras estemos en tierras niponas. Aunque puede que al principio nos choque bastante, la verdad es que poder dar una cabezadita tranquilamente mientras nos desplazamos en metro o tren también tiene sus ventajas y verás que no eres el único que aprovecha ese rato para recargar baterías.
Como el uso del coche privado está penalizado con muchos impuestos en la ciudad de Tokio y la mayoría de trabajadores usan el transporte público para sus desplazamientos de casa al trabajo, este rato suele ser uno de los pocos momentos que tienen para relajarse de verdad.
Una comida para recordar
Si estás decidido a probar el que seguramente será el mejor sushi del mundo, posiblemente hay algunas cosas que deberías saber de antemano.
Si el camarero no te acompaña a la mesa al llegar, significa que puedes sentarte donde quieras y si no entiendes la carta y tampoco tienes ni la más mínima idea de qué pedir, busca las reproducciones de plástico de las comidas dirigidas a los turistas. Aunque no todos los restaurantes las tienen y algunas de ellas podemos decir que pertenecen más al mundo del arte abstracto que al de la gastronomía, es una buena manera de hacerse una idea de lo que vamos a comer.
Cuando hayas acabado de comer y quieras pagar, bastará con cruzar los dedos índice en forma de X y el camarero te traerá la cuenta. Ah, y ni se te ocurra dejar propina. Lo consideran algo de mala educacián.
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