Quizá esta haya sido la primera ocasián en la historia de la humanidad que se ha vivido una misma experiencia prácticamente al unísono en todos los rincones del planeta. La reclusián en nuestros hogares ha sido una vivencia compartida por prácticamente todos los habitantes del planeta con independencia de nuestra cultura. Confinamiento, lockdown en inglés, Ausgangssperre en alemán o å°é” (FÄ“ngsuÇ’) en chino han acaparado titulares y la atencián de nuestra vida diaria. Es por ello que la hemos elegido como la palabra de este 2020 por delante de otras palabras como pandemia, distanciamiento social, vacuna o teletrabajo.
Todos conocemos lo sucedido: lo que empezá como una historia lejana para occidente hacia finales del 2019, avanzá a toda velocidad por el planeta. Se calcula que en el mes de abril la mitad de la humanidad, 4000 millones de personas, estaba confinada en sus casas. Ni siquiera las guerras mundiales afectaron a tantísimas personas al mismo tiempo.
Un vistazo rápido a Google Trends marca el momento exacto en el que todos los habitantes del planeta empezamos a buscar informacián sobre el confinamiento.
Este confinamiento ha traído nuevas costumbres y también muchas preocupaciones. Para empezar, hemos realizado el mayor experimento de teletrabajo a nivel mundial y hemos podido comprobar sus ventajas y también sus inconvenientes. Hemos dedicado mucho más tiempo a los de casa, hemos aprendido a hacer pan. También nos ha servido para darnos cuenta de qué es lo que no echamos de menos de nuestra vida anterior, como los atascos y las horas puntas para ir al trabajo. Lo cierto es que vamos a tardar años en conocer las consecuencias reales de todos estos confinamientos.
Pero los confinamientos, las cuarentenas, los aislamientos y las limitaciones de los movimientos de personas, o como se quiera llamar a estas medidas para impedir el avance de una epidemia, no son algo nuevo en nuestra historia. El primer uso de medidas restrictivas para detener el avance de enfermedades infecciosas con potencial pandémico data del siglo XIV cuando la ciudad de Dubrovnik decretá la primera cuarentena en 1377.
En el siglo XIX, volvieron a decretarse confinamientos y cuarentenas para contener la epidemia de cálera. También en aquella época existieron los negacionistas que rechazaban la contagiosidad del cálera, se oponían al confinamiento, consideraban que esta práctica anticuada iba en contra de las libertades y perjudicaba al comercio.
En 1918 se dio la penúltima gran pandemia, en esta ocasián de gripe, aprovechando los grandes traslados de tropas de la I Guerra Mundial para propagarse desde Estados Unidos a Europa. Y como la historia no deja de repetirse, también hubo movimientos a favor y en contra de las mascarillas, como lo demuestran tanto la fotografía de arriba (“ponte la mascarilla o irás a la cárcel”) y este panfleto en San Francisco el 25 de enero de 1919 y que por lo que parece acabá en una batalla campal.
Estamos convencidos de que, al igual que en las ocasiones anteriores, la humanidad será capaz de superar esta pandemia, aprender y seguir prosperando. Seguramente, también volveremos a cometer algunos de estos mismos errores en el futuro. Y es que parece que estamos condenados a repetir partes de nuestra historia.
Leave your comment!
More...
PARIS 2024: LOS JUEGOS DE LA INCLUSIVIDAD Y LA INTEGRACIÓN CULTURAL
Kobalt
Content without borders
¿La capital de Ucrania es Kiev o Kyiv?
Ricard Sierra
General Manager
Shang-Chi despierta al aletargado dragón de Hollywood
Juande Blasco
Sinólogo
Este Sitio Web utiliza cookies de terceros con la finalidad de realizar tareas de análisis. El acceso y uso del Sitio Web implica su aceptación. Para más información visita nuestra Política de Cookies.
más informaciónAcepto